lunes, 20 de abril de 2009

Derroches imaginativos

Frente a cómics en los que leo sobre temas y situaciones vistos una y otra vez (hecho que no impide que, en ocasiones, los disfrute mucho), hay determinadas historias que despiertan una profunda admiración por mi parte, por el derroche de imaginación y de ideas que percibo. A veces, cuando uno de esos cómics no acaba de agradarme del todo, me gusta pensar que esas ideas podrían exprimirse mucho más.

Hay autores que demuestran esos derroches continuamente, pero de formas diferentes. Voy a contar como los clasifico yo, a mi particular manera.

En primer lugar, están las historias cerradas:
Son esas historias en las que el autor nos deja muchas pistas, detalles o ideas que nos hacen pensar y, al final, todo acaba encajando a la perfección. Cada detalle, por pequeño que sea, tiene su razón de ser y todas las dudas que te puedan surgir tienen su respuesta. Y lo que no tiene su respuesta, no te lo preguntas, porque no tiene que ver con la propia historia.
Un ejemplo de ello puede ser Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, que he leído recientemente, o muchas historias del recopilatorio Future Shocks, también de Moore.


En segundo lugar, están las historias confusas:
En estas historias, el final nos genera más dudas de las que resuelve. Hay muchas ideas, parece que lleven a algún sitio, pero nada queda claro. Aunque te invitan a pensar. No incluyo en esta categoría a las historias con final abierto.
El ejemplo más claro de esto es Siete Soldados de la Victoria, de Grant Morrison. Muchos personajes, una historia para cada uno, y, al final, el lector con la picha hecha un lío. Servidor lo ha leído con el orden (erróneo) de publicación de Planeta y con el orden de lectura original. Y con la segunda lectura cerré algunas incertidumbres, pero no me pude quitar esa confusión.



La combinación de estos dos tipos da lugar a algunas más:

Historias semicerradas: Están más cerca de las cerradas, ya que acaban quedando bastante claras, pero no a la perfección, como Seaguy de Grant Morrison y Cameron Stewart.


Historias gili-confusas: Historias del segundo tipo, pero que no llevan a la reflexión. O que, por lo menos a mí, no me despiertan interés porque me parecen un intento de hacer grande algo que no es original ni derrochador de ideas. Aquí incluyo La Torre Oscura: El nacimiento del pistolero, el cómic de Peter David, Robin Furth y Jae Lee basado en la obra de Stephen King, que parecía que iba a contar muchas cosas en un mundo propio y al final todo queda en una pelea con poco sentido.


Bastante cercanas a estos grupos están las últimas Crisis de DC. Crisis Infinita vendría a ser semicerrada. Quizá no ofrezca tantas ideas ni tan novedosas, pero tiene muchos personajes y una trama bastante compleja. El regustillo a confusión me quedó, aunque no fuera un Siete Soldados.

Y en relación a esto, parece que Crisis Final, precisamente guionizada por Grant Morrison, tendrá algo que ver con Siete Soldados de la Victoria (o eso he leído), y es "muy densa, incluso para iniciados en DC" (no sé dónde leí ese comentario). Espero que, aunque haya muchas tramas, o muy complejas, o muchos personajes, o, en definitiva, un gran derroche de ideas, Crisis Final sea una historia cerrada.

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