Mentiras y gordas (2009)
Dirección: Alfonso Albacete, David Menkes
Guión: Alfonso Albacete, David Menkes
Actores: Ana de Armas, Mario Casas, Ana María Polvorosa, Hugo Silva, Maxi Iglesias, Yon González...
Dado que hay que apoyar al cine español, me lancé a ver Mentiras y gordas (o Mentiras y Gordas, para que quede más claro), atraído por la posibilidad de ver algo de carne, no lo voy a negar, aparte del deber hacia el cine nacional. Ante el dilema de escoger entre esta película y Street Fighter, no vacilé mucho.
Para comenzar, debo decir que la impresión con la que iba a ver la película estaba equivocada en muchos puntos.
En primer lugar, el tufo a puro márketing podía hacer presuponer un nivel de "guarreridas" menos explícito de lo que llega a ser.
Luego, la tercera palabra del título no sirve para enfatizar la primera, sino que designa otro de los temas "centrales" de la película.
Y, también, lo que pensé que iba a ser una película para la reflexión (en mayor o menor medida), resultó ser una comedia, como estoy viendo en los calificativos de diarios y críticos. Yo más bien la designaría autoparodia.
Porque, la verdad, me reí mucho en el cine. Lo curioso es que no reía de los gags, sino de las escenas, los diálogos, los personajes, las apariciones gratuitas de las drogas y el sexo... de todo. Desconozco cuál era la intención de los autores, pero me pareció que intentaban una reflexión sobre la mala vida y la juventud alocada, y habían conseguido
un amontonamiento de polvos (sexuales y aspirables) cortados por conversaciones indignas de personas con más de 10 años. El caso más llamativo es el de Hugo Silva, un artista frustrado que no vive, sino que ejecuta y aspira polvos sin parar.
Si enjuiciáramos la película como una comedia, sigue teniendo un nivel muy bajo. Los personajes son simples y estúpidos, el planting es torpe hasta el extremo, con hechos que no llevan a ningún sitio, personajes que no sabíamos que se conocían, decisiones injustificadas... El ritmo, además, es horrendo, alternando momentos de risa (por la vergüenza ajena) con momentos de soberano aburrimiento (se podían escuchar frases como "a ver si follan ya").
Una gran mención se merece el tema de las
Gordas. La historia contiene una trama sobre la obesidad que no lleva a ningún sitio pero, además, me indigna profundamente. El trato que se le da al tema, en todo momento, creo que merece una denuncia, por lo menos, ante el ministerio de Igualdad (y eso que hay financiación de TVE). Me parece inconcebible como una mujer (y un hombre) puede reírse ante frases del tipo "estoy tan gorda que no noto cuando me penetras". No estoy a favor de la censura, pero el creíble trauma de la chica se ve reforzado por el comportamiento de todos los que le rodean, desde su pareja hasta sus amigas. Además de no existir una opinión que difiera de éstas, se le da un trato tan cotidiano al tema, que llega a dar la sensación de que esté justificando todas las desgracias que derivan de su aumento de peso.
En verdad, hay una sola frase contraria al delgadismo en la película, pero está tan fuera de lugar, metida con un calzador gigante, que anula su efecto. La frase en cuestión es: "¿crees que este cuerpo es normal? Simplemente no como", o algo así. Asociar dicha frase a un sentimiento de admiración en lugar de uno de rechazo me parece muy fácil.
En definitiva, nos encontramos ante una operación de márketing muy bien vista que falla en su supuesto mensaje y refuerza las posibles tendencias anoréxicas y/o bulímicas de quien la vea (a riesgo de parecer el psicólogo que no soy, pero es que la indignación me puede).
Le doy 1 chapita de 5, por las risas que pasé en ciertos momentos.