Frente a cómics en los que leo sobre temas y situaciones vistos una y otra vez (hecho que no impide que, en ocasiones, los disfrute mucho), hay determinadas historias que despiertan una profunda admiración por mi parte, por el derroche de imaginación y de ideas que percibo. A veces, cuando uno de esos cómics no acaba de agradarme del todo, me gusta pensar que esas ideas podrían exprimirse mucho más.
Hay autores que demuestran esos derroches continuamente, pero de formas diferentes. Voy a contar como los clasifico yo, a mi particular manera.
En primer lugar, están las historias cerradas:
Son esas historias en las que el autor nos deja muchas pistas, detalles o ideas que nos hacen pensar y, al final, todo acaba encajando a la perfección. Cada detalle, por pequeño que sea, tiene su razón de ser y todas las dudas que te puedan surgir tienen su respuesta. Y lo que no tiene su respuesta, no te lo preguntas, porque no tiene que ver con la propia historia.
Un ejemplo de ello puede ser Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, que he leído recientemente, o muchas historias del recopilatorio Future Shocks, también de Moore.
En segundo lugar, están las historias confusas:
En estas historias, el final nos genera más dudas de las que resuelve. Hay muchas ideas, parece que lleven a algún sitio, pero nada queda claro. Aunque te invitan a pensar. No incluyo en esta categoría a las historias con final abierto.
El ejemplo más claro de esto es Siete Soldados de la Victoria, de Grant Morrison. Muchos personajes, una historia para cada uno, y, al final, el lector con la picha hecha un lío. Servidor lo ha leído con el orden (erróneo) de publicación de Planeta y con el orden de lectura original. Y con la segunda lectura cerré algunas incertidumbres, pero no me pude quitar esa confusión.
La combinación de estos dos tipos da lugar a algunas más:
Historias semicerradas: Están más cerca de las cerradas, ya que acaban quedando bastante claras, pero no a la perfección, como Seaguy de Grant Morrison y Cameron Stewart.
Historias gili-confusas: Historias del segundo tipo, pero que no llevan a la reflexión. O que, por lo menos a mí, no me despiertan interés porque me parecen un intento de hacer grande algo que no es original ni derrochador de ideas. Aquí incluyo La Torre Oscura: El nacimiento del pistolero, el cómic de Peter David, Robin Furth y Jae Lee basado en la obra de Stephen King, que parecía que iba a contar muchas cosas en un mundo propio y al final todo queda en una pelea con poco sentido.
Bastante cercanas a estos grupos están las últimas Crisis de DC. Crisis Infinita vendría a ser semicerrada. Quizá no ofrezca tantas ideas ni tan novedosas, pero tiene muchos personajes y una trama bastante compleja. El regustillo a confusión me quedó, aunque no fuera un Siete Soldados.
Y en relación a esto, parece que Crisis Final, precisamente guionizada por Grant Morrison, tendrá algo que ver con Siete Soldados de la Victoria (o eso he leído), y es "muy densa, incluso para iniciados en DC" (no sé dónde leí ese comentario). Espero que, aunque haya muchas tramas, o muy complejas, o muchos personajes, o, en definitiva, un gran derroche de ideas, Crisis Final sea una historia cerrada.
lunes, 20 de abril de 2009
Derroches imaginativos
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Vomitado por Catman
viernes, 10 de abril de 2009
El Bronx de Planeta (2a parte)
En el 1r artículo en relación al tema, ya hicimos una crítica que incluye todo lo reprochable que se nos ocurre. Ahora, unos meses después, las cosas siguen igual. Supongo que para desahogarme un poco, voy a hacer una lista de fallos en la publicación de los cómics de DC en España.
- El caos reina en la publicación de Cuenta atrás a Crisis Final. El famoso colchón de 9 meses (aproximados) entre la edición USA y la española supuestamente sirve para publicar las cosas en su momento y en el orden correcto, con los dichosos orden de lectura. Vaya, como hace Panini. Los hechos de esta colección parecen suceder en otro mundo respecto al resto de DC. Eso si, de vez en cuando alguna colección en concreto se ve salpicada por algo que pasó en Cuenta Atrás hace varios números o que aún no has leído. Saber lo que ha pasado con Kárate Kid en el último número publicado de Superman ha sido un ejemplo bastante gracioso.
- La serie regular de Superman ha alternado los arcos argumentales de una forma muy caótica. Si bien el arco de La Legión fue publicado de forma continuada, el número en el que finaliza el arco de Geoff Johns y Richard Donner ha sido publicado meses después del anterior. En mi caso, ni recordaba que hubiera llegado Zod a la Tierra.
- La serie regular de Nightwing, con su nueva numeración en España, comenta cómo finaliza la saga de la resurrección de Ra's Al Ghul antes de que eso ocurra en la cabecera de Batman.
- Todo lo que cuenta con apariciones del Escuadrón Suicida resulta confuso. El número 5 de Jaque Mate, donde se gestaba el tema, ha salido con varios meses de retraso. Si añadimos sus apariciones en JLA, Salvation Run y Gotham Underground, sale un batido mareante.

jueves, 2 de abril de 2009
Mentiras y Gordas
Mentiras y gordas (2009)
Dirección: Alfonso Albacete, David Menkes
Guión: Alfonso Albacete, David Menkes
Actores: Ana de Armas, Mario Casas, Ana María Polvorosa, Hugo Silva, Maxi Iglesias, Yon González...
Dado que hay que apoyar al cine español, me lancé a ver Mentiras y gordas (o Mentiras y Gordas, para que quede más claro), atraído por la posibilidad de ver algo de carne, no lo voy a negar, aparte del deber hacia el cine nacional. Ante el dilema de escoger entre esta película y Street Fighter, no vacilé mucho.
Para comenzar, debo decir que la impresión con la que iba a ver la película estaba equivocada en muchos puntos.
En primer lugar, el tufo a puro márketing podía hacer presuponer un nivel de "guarreridas" menos explícito de lo que llega a ser.
Luego, la tercera palabra del título no sirve para enfatizar la primera, sino que designa otro de los temas "centrales" de la película.
Y, también, lo que pensé que iba a ser una película para la reflexión (en mayor o menor medida), resultó ser una comedia, como estoy viendo en los calificativos de diarios y críticos. Yo más bien la designaría autoparodia.

Porque, la verdad, me reí mucho en el cine. Lo curioso es que no reía de los gags, sino de las escenas, los diálogos, los personajes, las apariciones gratuitas de las drogas y el sexo... de todo. Desconozco cuál era la intención de los autores, pero me pareció que intentaban una reflexión sobre la mala vida y la juventud alocada, y habían conseguido un amontonamiento de polvos (sexuales y aspirables) cortados por conversaciones indignas de personas con más de 10 años. El caso más llamativo es el de Hugo Silva, un artista frustrado que no vive, sino que ejecuta y aspira polvos sin parar.
Si enjuiciáramos la película como una comedia, sigue teniendo un nivel muy bajo. Los personajes son simples y estúpidos, el planting es torpe hasta el extremo, con hechos que no llevan a ningún sitio, personajes que no sabíamos que se conocían, decisiones injustificadas... El ritmo, además, es horrendo, alternando momentos de risa (por la vergüenza ajena) con momentos de soberano aburrimiento (se podían escuchar frases como "a ver si follan ya").

Una gran mención se merece el tema de las Gordas. La historia contiene una trama sobre la obesidad que no lleva a ningún sitio pero, además, me indigna profundamente. El trato que se le da al tema, en todo momento, creo que merece una denuncia, por lo menos, ante el ministerio de Igualdad (y eso que hay financiación de TVE). Me parece inconcebible como una mujer (y un hombre) puede reírse ante frases del tipo "estoy tan gorda que no noto cuando me penetras". No estoy a favor de la censura, pero el creíble trauma de la chica se ve reforzado por el comportamiento de todos los que le rodean, desde su pareja hasta sus amigas. Además de no existir una opinión que difiera de éstas, se le da un trato tan cotidiano al tema, que llega a dar la sensación de que esté justificando todas las desgracias que derivan de su aumento de peso.
En verdad, hay una sola frase contraria al delgadismo en la película, pero está tan fuera de lugar, metida con un calzador gigante, que anula su efecto. La frase en cuestión es: "¿crees que este cuerpo es normal? Simplemente no como", o algo así. Asociar dicha frase a un sentimiento de admiración en lugar de uno de rechazo me parece muy fácil.
En definitiva, nos encontramos ante una operación de márketing muy bien vista que falla en su supuesto mensaje y refuerza las posibles tendencias anoréxicas y/o bulímicas de quien la vea (a riesgo de parecer el psicólogo que no soy, pero es que la indignación me puede).
Le doy 1 chapita de 5, por las risas que pasé en ciertos momentos.