Pasado un tiempo del visionado de la ya mítica película (pasó a serlo nada más salir del cine), en mi memoria y en mi vida aún colean sus efectos.
Hace unos días, la web se congratuló (o por lo menos yo) de unas palabras de Frank Miller en las que proponía a Sylvester Stallone para un Batman decadente, el de The Dark Knight Returns.
Con el amor profundo que le tengo yo a Sly por su cara de pena y su mala suerte cinematográfica en la vida (próximamente repasaremos su carrera)... La verdad, lo veo perfecto para el papel.
Por otra parte, siguen los rumores y desmentidos continuos sobre la tercera película de Nolan sobre Batman, y suenan con fuerza Enigma, el Pingüino y Catwoman. Aunque nunca se sabe, dado que el último rumor sobre ello ya ha sido tumbado.
Por último, diré que, pese a que me ha costado mucho, he encontrado 2 fallos a The Dark Knight. Más que fallos son 2 cosas que eché en falta en su momento (o ahora).
La primera, la poca oscuridad de Gotham. Si en la primera la ciudad daba el miedo que tenía que dar, en esta se parece más a Chicago (¿quién dijo esto?), con sus edificios, sus magnates y su luminosidad.
La segunda, la forma tan patente de huir de la violencia. No pido que una película muestre ensañamiento y violencia a raudales sin ningún fin, sino que, si alguien le clava un lápiz en la cara a alguien, que se le vea caer con el lápiz clavado. No digo ya que se haga un primer plano, sino que no se rehuya del tema.
Eso sí, sigo pensando que es la mejor película que he visto en mi vida, dejando de lado mis fallos rebuscados. Y me cabrea, y mucho, que Mamma Mía haya recaudado más en España que ella.
La verdad es que, más que cabrearme, me incita a la violencia. Espero que próximamente se inviertan los papeles.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Cosillas del Caballero Oscuro (y de Mamma Mia)
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